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Nada Normal
por Sebastián Castro

Somos raros y tenemos que reconocerlo. Nos gustan cosas bizarras, nos entretienen las imágenes controversiales, nos llama la atención lo sobrenatural, lo chabacano, lo que a primera vista parece increíble y algo sórdido. Oh, sí: nos vestimos todos los días para ir a trabajar, usar corbata y hablar sin garabatos, pero en el fondo, ahí al final, el alma rara reside tranquila y espera su momento para asomarse.

No nos hagamos, todos saben de que hablo. Quizás es un gesto, un fetiche, un grupo musical de pésimo gusto, una marca pirata que nos fascina, ustedes lo nombrarán, pero algo raro siempre hay. Y lo que en otras décadas se consideraba paria, en el mundo actual cada vez parece valorarse más, atesorarse como características que nos definen y diferencian del resto.

Un caso completamente distinto es el de Norman Babcock, un niño criado en Blithe Hollow, uno de esos pueblitos gringos donde ser raro es un desafío a la vida, en el cual la extraña habilidad de hablar y ver muertos le ha costado poco más que su propia niñez: su familia no parece tomarlo en cuenta y sus compañeros de clases lo mantienen en un bullying constante. El pobre Norman vive incomprendido y aislado, rodeado solamente por sus juguetes de zombies, videos de terror, posters de películas de miedo y como si fuera poco, interrumpido por cada espíritu chocarrero que se tope en su camino.

Pero qué se le va a hacer. El niño ve muertos, pero no es idiota; no intenta ocultar su misterioso talento, ni siquiera negarlo: aunque le cuesta aceptar su don, vive con él y lo trata de sobrellevar como puede. En un ambiente hostil, Norman sabe moverse por los recovecos del desprecio y pasa sus días en silencio sin saber que, más temprano que tarde, vivirá una aventura de la cual dependerá el destino de todo el pueblo que lo ignora.

Afortunadamente, nuestro pequeño héroe no estará solo, y encontrará una mano en Neil Downe, un gordito también desadaptado que tratará de ayudarlo a cumplir una bizarra tarea encomendada por un tío loco y que, como nadie, confía en las habilidades extrasensoriales de Norman. En el camino encontrarán conjuros, zombies, brujas y rednecks, cada uno más monstruoso que el anterior y terminarán junto a aliados impensados, antes de descubrir toda la verdad sobre la misteriosa maldición que cae sobre Blithe Hollow.

Parecería que hablamos de una película de adultos, y bien podría serlo, pero la maravilla del grupo LAIKA -que ya tienen experiencia en niños freaks, con la creepy Coraline (2009)- es la que aterriza temas complejos con una claridad que no se veía en la pantalla infantil desde Pixar. No se engañen, todo el proceso para crear el mundo de Norman es puro y duro stopmotion, no animación digital. Un trabajo de primera categoría que sin duda asombrará a la audiencia por su calidad y que eleva la vara para las demás productoras que se aventuren en la animación cuadro por cuadro.
¿Es malo ser raro? ¿Es raro ser malo? Paranorman se adentra en un tema poco común en las películas de niños y lo hace de manera clara, y aunque los niños son su grupo objetivo, los más grandes gozarán con varios chistes encubiertos en medio de la vorágine de muertos vivientes.

Paranorman es una imperdible sorpresa del 2012, que se luce con un par de moralejas para los más atentos, junto a una factoría impecable de animación que asombra y enternece. Ojo para los más chiquitos eso sí, pues si bien es infantil, algunos sobresaltos y escenas pueden traer un par de noches sin dormir. Advertencia inútil claro, si aquellos pequeños ya saben de lo raro de la vida y lo terminan sorprendiendo a uno, porque de normal en nuestro tiempo, ya no queda nada.

PARANORMAN 3D
ESTRENO 30 DE AGOSTO
Directores: Sam Fell, Chris Butler (guión)
Duración: 92 minutos
Estudio: LAIKA
Para todo Espectador