Luego de ver 30 minutos, en tres escenas seleccionadas por Zack Snyder, su director, tengo la misma sensación. Creo que si hubiese visto los primeros treinta minutos de corrido podría tener una idea más cabal, pero al no ser ese el caso, todo lo que diga al respecto de lo que vi puede ser absolutamente desechado una vez que se estrene la película.
He intentado comentar estrictamente lo que vimos en la función y evitar caer en spoilers, pero los hay para quien no haya leído la novela.

Desmenucemos:

La Muerte del Comediante: Comienza de manera precisa. Un hombrón decadente y duro, preparando una taza de café. La decoración y la ambientación son notables y dan una buena idea de donde estamos. La televisión muestra algunas noticias que nos instalan de lleno en el mundo alterno de Watchmen, el presidente Nixon aún en el poder, la invasión rusa en Afganistán, el “arma definitiva” de parte de los Estados Unidos. Vamos a comerciales y una mujer con un evidente aire de tiempos pasados yace al borde de una piscina. Un hombre rubio, apolíneo, camina sobre el agua. El logo de “Nostalgia” aparece. De fondo “Unforgetable” de Nat King Cole.

De pronto, un extraño derriba la puerta del departamento e intenta matar al Comediante. Y aquí empiezan los problemas. En lugar de la masacre brutal que el “asesino de vigilantes” realiza sobre un hombre entregado y cínico que sabe que su mundo se acaba, vemos una pelea bien coreografiada como tantas desde Matrix. Los movimientos se sincronizan perfectamente, los puños rompen gruesas paredes de concreto, el asesino ataja cuchillos al vuelo. Todo montado en hermosas cámaras lentas que nos permiten ver cada detalle, el trozo de vidrio o la gota de sangre congelados en el aire.

¿Es esto Watchmen?
La pelea está compuesta al callo según los planos de las viñetas, la ambientación es precisa, Jeffrey Dean Morgan parece haber nacido para interpretar al Comediante, pero todo este aspecto formal tan reverente creo que evidencia que los temas de Watchmen, tan intrincados con su “forma” pueden haber sido tergiversados.

Una de las premisas de Watchmen es que son seres humanos vestidos como unos personajes que leyeron en revistas de comics. Por más que tengan un entrenamiento acabado, un combo que destruye una pared de concreto, de ser factible, tiene consecuencias físicas ineludibles. Aquí no y toda la sensación de plausibilidad de la novela gráfica se diluye. En el caso del asesino la elección de mostrar ese nivel de habilidades al comienzo es un riesgo. Pero acepto las movidas arriesgadas y le doy el beneficio de la duda en este caso. Pero es imperdonable mostrar al Comediante luchando al mismo nivel de resistencia y potencia, por dos cosas fundamentales en la novela. Son entrenamientos y visiones de mundo distintas. Donde el asesino puede detener un cuchillo en el aire o ignorar el dolor, el Comediante solo es capaz de moler a golpes y jugar sucio. Segundo, y más importante. El Comediante no lucha contra el asesino, se entrega. Es la base de la historia.

La Secuencia de Créditos: Una maravilla. Por si sola vale la película. En unas quince escenas casi congeladas como fotografías, tomando iconos y pervirtiéndolos, Zack Snyder nos presenta el mundo de Watchmen y sus variaciones con respecto al nuestro. Más importante aún, nos traspasa la tensión y la precariedad de estar al borde del fin. Una lástima que la canción de Dylan, “This times they are changing”, sea reemplazada en la versión final por un cover de Good Charlote. La voz de Dylan refleja perfectamente un estado de “Nostalgia” que dudo que el vocalista de Good Charlote logre trasmitir.

Ojo con los cameos de David Bowie, Truman Capote, Andy Warhol y otros personajes notables, las recreaciones de la muerte de Kennedy, el Enola Gay, la última cena.

Dr. Manhattan en Marte: El clásico episodio del autoexilio del Dr. Manhattan en un traspaso perfecto de la historieta al cine. Plano por plano, el Dr. Manhattan camina sobre Marte, intercalando escenas de su pasado con una narración en off que no cansa, sino que otorga un sentido a los recuerdos del superhombre azul. Al parecer un logro absoluto. Sin embargo, al terminar la escena, me queda una sensación que he confirmado luego de leer comentarios en otros sitios.
Todos hablan de la escena en que “El Dr. Manhattan recuerda su origen”, como si de flashbacks se tratase.
¡El punto es que el Dr. Manhattan no recuerda su pasado! ¡Lo vive!
El Dr. Manhattan es el intento de Alan Moore de intentar reflejar la idea, basada en la física cuántica, de que el tiempo no existe, que solo existe un solo momento absoluto y que es nuestra consciencia, incapaz de asimilarlo, la que lo ordena secuencialmente en eso que llamamos tiempo.
Llámenme ñoño, pero la principal cualidad distintiva del Dr. Manhattan es su consciencia ubicua en el espacio tiempo, y si a pesar de un traslado tan cuidado como el realizado por Snyder, esa cualidad desaparece porque el director no maneja el lenguaje audiovisual con la misma maestría que Moore maneja el lenguaje gráfico, es un prueba contundente de que estamos ante una adaptación imposible.

El rescate de Rorschach: No merece mayor análisis. La secuencia del rescate de Morpheus en versión Watchmen. Todo cool, estilizado y hongkonés. Un pasillo con unos veinte internos que en lugar de ir a golpear entre todos a los vigilantes, se lanzan de a uno para que estos últimos puedan ir avanzando por el pasillo en una coreografía perfecta. En lugar de privilegiar el escape de Rorschach desde su celda, una secuencia inteligente y bien planificada, se priorizó el efectismo de unas peleas de salón.

En resumen
Creo que Watchmen será una adaptación reverente y fiel, pero que se quedará corta en los matices que la novela gráfica provee. Zack Snyder parece ser un tipo entusiasta y de muy buenas intenciones, pero no da el ancho. Tengo la impresión de que efectivamente será un gran deja vú, en el que todo lo mostrado lo habremos visto antes, como la misma historia contada por otra persona, pero sin la enjundia de la primera versión.

Miguel A. Ferrada