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por Sebastián Castro 

Siempre fue Godzilla. Encerrado tras un aparador de un supermercado Montserrat, semana tras semana un pequeño Sebas se apoyaba en aquel vidrio hasta empañarlo, soñando con que algún día tendría el dinero para comprarlo. Era un cabro chico, fanático de los dinosaurios (cortesía Jurassic Park, por supuesto) y al pasar los meses, el gigante radiactivo seguía ahí, con esos ojos rojos retándome a que lo comprara, a que jugara con él destruyendo cajas de zapatos, mis playmobils sin alma y una decena de autos de plástico que guardaba en algún cajón.

No recuerdo como pasó ni por qué, pero a alguno de mis viejos le debí haber dado en el corazón con alguna gracia y luego de una espera eterna, el dino gigante pasó a la galería de mis juguetes favoritos. Es cierto, no fue jamás un amigo y nunca le conté secretos, pero esa locura mágica que solo se da entre un niño y su juguete se generaba cada vez que lo agarraba de la cola y aplastaba las ciudades de cartón.

Eso resume todo: un niño y su juguete. Vamos, acuérdense del suyo. Tal vez una Barbie, un auto, un soldado… o un oso. Imaginen la caña que habrían dado si ese juguete pudiera haberles conversado un rato. La muñeca te habló y te dijo hola. Eso exactamente es lo que le pasa a John Bennett (Mark Walberg), un pobre chiquillo sin amigos al que un deseo navideño le concede justamente eso: un amigo de felpa. En una noche, su querido Teddy adquiere conciencia y todo el mundo cambia con él. Inseparables por siempre, una pura amistad une a Ted y Johnny incluso durante el corto ascenso a la fama del Osito, que como toda novedad, ocuparía primeros planos en los más grandes canales gringos. El compañerismo entre ambos superaría adolescencias, escuelas, universidades y carretes varios, pero los convertiría a los dos en una especie de fumetas de primera clase, algo vagos y sin ninguna meta real en la vida.

El drama es que hay que crecer. Porque claro, puedes tener a tus juguetes por siempre, pero eso no significa que tengas que seguir jugando con ellos. Y cuando Lori, la novia de John (una estupendísima Mila Kunis), piensa que es momento de comprometerse en una relación y dar el siguiente paso… es cuando Bennett debe decidir si quedarse bartoleando con su amigo de infancia o simplemente avanzar al siguiente nivel.

Ted es una graciosa fábula narrada, contada e ideada por Seth McFarlane, el creador de Family Guy, American Dad y todas sus derivaciones. El ritmo, las escenas, incluso algunos diálogos parecen directamente sacados de sus series animadas, convirtiendo al osito en una mezcla entre Brian (el perro de Peter Griffin) y Roger (el alienígena amigo de Stan Smith). Afortunadamente, esta vez se la juega con un tono para adultos, lo que le permite llegar aún más lejos en las situaciones incómodas, agregando garabatos, drogas, casinos y mujerzuelas donde sabe funcionan y sacan carcajadas fáciles. Sin llegar a ser un clásico, en Ted abunda la gracia facilonga y los personajes secundarios que no llegan a nada, pero el principal logro de McFarlane (además de doblar a Ted de manera fantástica) es justamente hurguetear en la relación que puede crearse entre un eterno niño y su juguete: un sueño que estoy seguro que él mismo tuvo, y que a todos nosotros se nos pasó alguna vez por la cabeza.

Hay grandes carcajadas y serios vacunazos, pero dentro de todo, Ted es una ola fresca que se agradece. Si les gusta McFarlane y su humor, vayan por eso. Hay un brillo en la película, una sonrisa sin forma que agrada… tal vez es la química entre los protas o los momentos tiernos, la complicidad entre ellos o el deseo oculto de haber tenido un amigo mágico, inseparable… anda tú a saber. Le preguntaré a Godzilla, a ver si me cuenta algo acerca de eso.

 

TED

ESTRENO 6 DE SEPTIEMBRE

Director: Seth McFarlane

Protagonistas: MarkWahlberg, MilaKunis. SethMacFarlane, JoelMcHale, GiovanniRibisi

Duración:106 minutos

Para Mayores de 18 años.