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Al maestro, con cariño…

Padre adoptivo de “Macross” (conocido como ”Robotech”) sembró la occidentalización del animé en occidente convirtiéndose en un imprescindible dentro de las producciones audiovisuales.

Corrían los lejanos años 80 y en EE.UU. no había más espacio que el de las imágenes que atravesaban las pantallas de televisión como rayos catódicos personalizados en super héroes que hace ya algunas décadas había traspasado la saga inexpugnable del celuloide y que reinaban ahora en los hogares gracias a la mentada máquina receptora.

DC y Marvel (más la primera que la segunda) hacían coktail de sus cómics en un período que se vio marcado por la Segunda Guerra Mundial e inclusive, antes cuando en el año 1938 salieron en los cines los primeros cortos de Superman (10 minutos de acción del oriundo de Krypton cada uno) y cuando “Actions Comics” era el nombre en boga.

Muchos años pasaron hasta que en el primer lustro ochentero, Carl Macek, nacido el 12 de octubre de 1951 en Pittsburgh, PY; conociera una serie venida desde oriente, aquel mismo país que su nación había destruido en el ataque a Hiroshima y Nagasaki en 1945 con la fatídica y deleznable bomba atómica.

Macross, La Fortaleza Super Dimensional” se emitió por un año en el país nipón (1982 – 1983)y contenía 35 capítulos. Los nombres de los personajes principales son Hikaru Ichijo, Lynn Minmay (¿les suena?)y Misa Hayase (¿les suena el nombre?) los cuales contaban con un argumento inspirado en el año 1999 con la invasión de los archiconocidos Zentredi.

Esa esencia fue la que quizás le llamo la atención a Macek… puede ser archiconocida en la cultura Norteamericana pero que al parecer nadie se había atrevido a pasarle a dibujos animados… quizás la gran traba era el financiamiento, porque no quería hacer solo una entrega, sino que tres.

Así, luego de dos años logra el financiamiento (con personas de apellido árabe) y logran sacar adelante lo que en nuestros países sería “Robotech“… alineados con el conjuro que en la serie era la famosa misión “Fuerza Expedicionaria Robotech” y el detonante de la guerra: La Protocultura.

Que alguien lo haya bautizado como “el padre de la occidentalización del Anime” no puede haber estado más cercano a la realidad. Quizás generó un canto que al aire y a los escuchas muchos entendieron y dieron su venia para que así fuese. Caminase dentro del imaginario colectivo y todos asintiésemos sin reparo alguno.

La emisión de 1985 y sus tres generaciones calaron hondo. Macek se hizo conocido en todo el mundo por la nobleza con que logró su resultado. Nadie dijo que “era una copia japonesa” sino que tiempo después, con la globalización de la información nos enteramos de la versión original.

Más allá de todo, Macek logró lo que ninguna serie norteamericana de dibujos animados ha llevado a cabo, que es la adhesión de sus fanáticos incluso más acérrimos al animé y que ven en Robotech como uno que obligatoriamente debe estar en la videoteca.

El pasado 18 de abril una amiga de este servidor le dio la noticia de su fallecimiento, algo que no concebí debido a la idolatría que generaba al pensar que en EE.UU. si creyeron alguna vez en la potencia literaria de ciencia ficción que hace algún tiempo estaban cultivando los orientales.

Sinceramente, un tributo que es insuficiente, comparado con la entrada de oriente hacia nuestras tierras, es una huella enorme en un productor que de ser Bibliotecario logró entender cuán importante es dar a conocer otros argumentos. Otras historias y lograr adaptarlas a tal punto de que queden en nuestro inconsciente colectivo. Eso logró Macek.

Por Pepe “Black” Díaz

pdiaz @ womics.cl